21+1 pueblos españoles que alegran los corazones
Hace casi siete años, cómo pasa el tiempo, me permití confeccionar una lista de mis pueblos castellanoleoneses favoritos y la publiqué aquí. Ya entonces me sentí algo culpable por dejar a un lado otras comunidades autónomas españolas que destacan sobremanera en ese aspecto. En realidad no una, ni dos, sino todas ellas tienen alguna pequeña población de interés incluida en sus contornos. Ha pasado mucho tiempo, pero aquí estamos todavía, en plena disposición para corregir el error cometido entonces, aunque en cierto modo lo subsané destacando los conjuntos de arquitectura popular que podéis ver aquí. Como amante del medio rural, y a pesar de mis limitaciones para llegar a sitios remotos, creo tener suficiente experiencia para realizar una lista de pueblos con encanto, permítaseme la expresión, como la que viene a continuación.
Pero, pregunto una vez más y ya son muchas, ¿qué tipo de localidades pueden considerarse pueblos? En el post anteriormente mencionado limité tal calificación a un número de habitantes no superior a los dos mil quinientos. Pero hay que tener en cuenta también las características del entorno considerado. Lo que en unas zonas de España como Extremadura o la Región de Murcia es considerado un pueblo, en otras como la propia Castilla y León o Cantabria es casi una urbe. Tal diversidad no hace sino incrementar el atractivo del que presume el medio rural español.
Sin más preámbulos, aquí tenéis veintiuna poblaciones españolas de indudable carácter rural y que realmente merecen una visita. No está representada la comunidad autónoma de Castilla y León por las razones anteriormente mencionadas y algunas otras por motivos diversos. El límite en este caso se encuentra en los diez mil habitantes y ninguna de ellas supera ese umbral. No cabe duda de que son todas las que están, pero no están todas las que son. Algunas como Morella, Alarcón, Garganta la Olla o Besalú quizás lo estarán en los próximos meses. Otras muchas tendrán que esperar hasta que las visite, si es que algún día llego a hacerlo. Espero que les deis una oportunidad, porque todas estas poblaciones seguro que alegrarán vuestros corazones si lo hacéis.
Castril (Andalucía): Encantadora localidad perfectamente integrada en un entorno de alto valor natural, Castril suele sorprender al visitante. No tan solo por la abundancia de agua, grutas, cañones y floresta que se distribuyen por su término municipal, sino por la seducción de la propia población en sí. Sin olvidar su pasado, que se remonta a la época romana y se hizo relevante durante la dominación musulmana de la Península Ibérica, cuando fue fortificada.
Patones de Arriba (Comunidad de Madrid): Encuadrada dentro del concepto conocido como arquitectura negra, Patones de Arriba es una población legendaria. Tanto, que hasta llegó a tener un rey propio, que trataba de tú a tú al monarca español. Sus orígenes se remontan a mediados del siglo XVI, aunque esta zona de la sierra madrileña ya estuvo poblada con anterioridad. Tras fundarse hace medio siglo la vecina población de Patones de Abajo, actualmente la habitan apenas medio centenar de habitantes.
Aínsa (Aragón): En cierto modo, Aínsa también responde al arquetipo de arquitectura negra anteriormente mencionado. Su origen fue un castillo datado en el siglo XI y, aunque demográficamente hablando nunca llegó a explotar del todo, gozó de cierta importancia en época medieval. Y ha mantenido esa estructura casi desde entonces, sin desmesuradas soluciones arquitectónicas realizadas en aras de un desarrollo que probablemente nunca hubiera sido tal. En mi opinión, uno de los pueblos más bonitos de España.
Santillana del Mar (Cantabria): No se queda atrás en cuanto a atractivo Santillana del Mar, localidad cántabra famosa por albergar en su municipio la renombrada Cueva de Altamira. Popularmente conocida como villa de las tres mentiras, puesto que ni es santa, ni es llana, ni tiene mar, Santillana también ofrece al visitante extraordinarios ejemplos de arquitectura popular, así como una construcción románica de primer nivel: la magnífica Colegiata de Santa Juliana.
Alcalá del Júcar (Castilla-La Mancha): Nos desplazamos bastante al sureste, pero seguimos sin bajar el nivel. Alcalá del Júcar es una localidad asombrosa, de ésas que parece increíble que puedan existir, digna de verse. Desarrollada en plena hoz del río Júcar y rematada por una imponente castillo en su parte superior, da que pensar a quien se le ocurrió construir una población en un sitio como éste. Sea quien fuere, mis felicitaciones, porque el resultado es inmejorable.
Bocairent (Comunidad Valenciana): Menos conocido que los anteriores, pero para nada exento de interés, Bocairent está emplazado en una vertiente de la sierra de Mariola. Su origen es musulmán y es el municipio más al sur de la provincia de Valencia, ya rodeado casi por completo de tierras alicantinas. Esta villa de algo más de cuatro mil habitantes se sitúa de manera escalonada sobre un cerro, con la iglesia de la Virgen de la Asunción dominando la población desde su parte superior.
Laguardia (País Vasco): Retornamos hacia el norte, concretamente hacia tierras vascas. En plena Rioja Alavesa nos encontramos con una población de ésas que dejan un regusto dulce en el paladar. Laguardia está rodeada por una muralla medieval, obra del rey navarro Sancho el Fuerte y de la que aún se conservan cinco accesos a su interior. Cuenta con algo menos de mil quinientos habitantes y, como era de esperar, su economía gira en torno al vino. Si vais por allí, no dejéis de visitar la iglesia de Santa María de los Reyes, que ofrece un pórtico medieval policromado que quita el hipo.
Aledo (Región de Murcia): La Región de Murcia no presume de pueblos con encanto debido a diferentes razones que sería prolijo exponer. Quizás la excepción sea Aledo, población que se asoma al abismo desde su atalaya y cuyo estratégico emplazamiento merecería por sí mismo aparecer en la lista. Supera por poco los mil habitantes en la actualidad y, además de su castillo de origen musulmán, destaca en su caserío la iglesia barroca de Santa María la Real.
Trujillo (Extremadura): Otra excepción y prometo que ya es la última. En este caso, porque la inigualable localidad extremeña de Trujillo supera con amplitud los habitantes del resto de poblaciones aquí detalladas. Actualmente se acerca a las nueve mil almas, pero particularmente considero que encaja a la perfección en esta lista. Me atrevería a decir que no hay en España una población que se aproxime a ésta históricamente hablando. Y, afortunadamente, su patrimonio se ha mantenido a su altura y resulta digno de verse.
Viniegra de Arriba (La Rioja): Ubicada en un entorno aislado que ha contribuido a su preservación, Viniegra de Arriba es una población riojana que forma parte de la comarca denominada las 7 Villas. Se tienen noticias de este lugar al menos desde el siglo XIV, cuando tomó partido por el contendiente Trastámara en su lucha por el poder en Castilla. De los más de cuatrocientos habitantes que tuvo en el siglo XIX, apenas quedan treinta y seis empadronados en 2020. Menos de un habitante por kilómetro cuadrado en un municipio que corre un riesgo serio de desaparición.
Segura de la Sierra (Andalucía): Aunque Segura de la Sierra también está enclavada en plena sierra, nótese la redundancia, su situación es completamente diferente a la de Viniegra de Arriba. No hace falta decir que la sierra donde se localiza Segura de la Sierra es la Sierra de Segura, faltaría más. Histórica población cuyo pasado se remonta a la época helenística, la denominada por los árabes Shaqūra fue devorada por el fuego durante la invasión napoleónica. Sin embargo, consiguió reponerse y su municipio llegó a acercarse a los cinco mil habitantes a mediados del siglo XX, de los que unos dos mil se mantienen en la actualidad.
Buitrago del Lozoya (Comunidad de Madrid): Situada en la orilla del río que le da su apellido, Buitrago del Lozoya es toda una joya y perdón por el poco afortunado pareado. De origen presuntamente romano, quizás incluso anterior, no existen evidencias históricas de su existencia hasta el siglo XI. Fue entonces conquistada en tiempos de Alfonso VI de León, lo que prueba una fundación anterior. Con algo menos de dos mil habitantes hoy día, mantiene un importante patrimonio en el que sobresalen su muralla musulmana, el castillo ya cristiano y la iglesia de Santa María del Castillo, de traza mudéjar.
Lanuza (Aragón): Al igual que la madrileña Patones de Arriba, la aragonesa Lanuza no compone un municipio por sí misma, sino que es una pedanía. En su caso, forma parte del municipio oscense de Sallent de Gállego, población con suficientes méritos para estar también incluida en esta lista. Pero centrémonos en Lanuza, localidad que estuvo a punto de desaparecer debido a la construcción del adyacente embalse homónimo. De hecho, fue abandonada y quedó deshabitada por más de una década. Sus antiguos moradores consiguieron recuperarla posteriormente y fue restaurada, adquiriendo de nuevo su pasado esplendor. Una preciosidad.
Potes (Cantabria): Si antes decíamos que Santillana del Mar no era llana, la también cántabra Potes lo es mucho menos. Ubicada en plenos Picos de Europa, dentro de la denominada comarca de Liébana, esta villa de unos mil cuatrocientos habitantes resulta sumamente atractiva a los ojos del visitante. Y no, su denominación no tiene nada que ver con las vasijas, sino posiblemente con los puentes. Existen varios ejemplos de éstos en la localidad, estratégicamente situada en la confluencia de los ríos Quiviesa y Deva.
Letur (Castilla-La Mancha): Seguramente a muchos os sonará a chino esta población albaceteña y os preguntéis el porqué de su inclusión en esta lista. Pues deberíais saber que esta pequeña localidad de menos de novecientos habitantes ha mantenido hasta la actualidad su original trazado andalusí, cuyo principal exponente se sitúa en la encantadora calle Albayacín. Sobresalen además la iglesia gótica de la Asunción y el Ayuntamiento, de diseño renacentista.
Chulilla (Comunidad Valenciana): Y si el nombre de la calle Albayacín resultaba atrayente e indicativo de su origen árabe, a ver qué me decís de la denominación de Chulilla. Aunque lo parezca, no tiene nada que ver con su vistosa apariencia sino que deriva del topónimo Xulella, como posiblemente era conocida la localidad en época musulmana. Enclavada en el extraordinario paraje de Los Calderones y dominada por su imponente castillo, Chulilla hace honor con creces a su curioso apelativo.
Labraza (País Vasco): De la misma manera que las anteriormente descritas Patones de Arriba y Lanuza, Labraza tampoco es un municipio sino que pertenece al término municipal alavés de Oyón. Su población oscila en torno al centenar de habitantes y su buen estado de conservación la hizo ganar hace unos años el Premio Mundial de Ciudades Amuralladas. Ubicada sobre un cerro, destacan diversas torres de vigilancia que protegían la población en el pasado.
Moratalla (Región de Murcia): Debo admitir que fui un poco injusto cuando afirmé que Aledo era posiblemente el único pueblo con encanto de la Región de Murcia. También lo tiene Moratalla, población de unos cinco mil quinientos habitantes cuyo municipio destaca por su amplitud, no en vano es el duodécimo mayor de España con sus cerca de mil kilómetros cuadrados de superficie. En cuanto a la localidad en sí, sobresalen el castillo y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, situados en la parte más elevada de la colina sobre cuya ladera se extiende el caserío.
Mojácar (Andalucía): Pueblo blanco por excelencia, Mojácar deslumbra con su resplandor a cualquiera que lo vislumbra en la lontananza. Aunque su municipio supera los seis mil habitantes, la mayor parte de ellos está concentrada en una serie de urbanizaciones situadas en el litoral, quedando en la población en sí apenas mil quinientos vecinos. Destaca la iglesia de Santa María, curiosamente la única construcción de la localidad que no está encalada.
La Hiruela (Comunidad de Madrid): Apenas sesenta y pocos vecinos resisten en La Hiruela, población localizada en un entorno aislado de la Sierra Norte madrileña. Y eso que los habitantes han subido en los últimos años, pues llegaron a ser algunos menos hace una década. Disponen para disfrutarlo de un excelente conjunto de arquitectura popular, enclavado en plena Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón. Si buscas tranquilidad, el tercer municipio menos poblado de la Comunidad de Madrid te está esperando con los brazos abiertos.
Albarracín (Aragón): Tal y como solemos hacer en estos casos, nos hemos guardado un as en la manga para sacarlo al final de la lista. Albarracín es una población turolense que suele encabezar las infinitas listas de pueblos más bonitos de España que se han publicado. Y méritos no le faltan, desde luego. Esta localidad ofrece al visitante un recoleto, coherente y bien cuidado casco antiguo, adobado con el característico color rojizo de sus construcciones. Sobresalen las murallas, la diminuta Plaza Mayor y la Casa Consistorial, que la preside. Por tener, tiene hasta catedral, a pesar de sus escasos mil habitantes. Créeme, si tu corazón no se alegra en Albarracín, será difícil que lo haga en cualquier otro lugar.
Actualización en febrero de 2023
Sigüenza (Castilla-La Mancha): Siempre a la sombra de su imponente castillo, Sigüenza es toda una ciudad, a pesar de los menos de cuatro mil quinientos habitantes del término municipal. La población se estructura en torno a su Plaza Mayor, típicamente castellana y en uno de cuyos laterales se sitúa la catedral. Antiguo asentamiento celtíbero, alcanzó gran relevancia en la segunda mitad del siglo XV, cuando llegó a tener Universidad. Está declarada Conjunto Histórico desde 1965.