15 monumentos romanos con sabor clásico
Aunque no soy para nada un experto en la Antigua Roma, siempre ha sido una civilización que me ha resultado enormemente atractiva. Incluso a pesar de que, al contrario de lo que la mayoría piensa, aplicaron la política de tierra quemada de una manera brutal, infinitamente peor que casi todo lo que ha venido después. Pero, a pesar de ello, llegaron a imbricarse de manera efectiva con los pueblos conquistados, que en general adoptaron la mayoría de sus costumbres, lenguaje y arquitectura incluidas.
Debido a ello, siempre he sentido una especial atracción por los monumentos que nos ha legado la civilización romana y he intentado conocer tantos como me ha sido posible a lo largo de mi vida viajera. Era evidente que, tarde o temprano, el gran viajero Jordi Martínez Baylach y yo dedicaríamos uno de nuestros retos a esta civilización que tanto ha significado para los pueblos mediterráneos que vinieron después. Y la decisión ha sido ardua, porque entre un legado tan vasto como el que nos ha dejado el Imperio Romano hay mucho donde elegir.
Al contrario que en anteriores ocasiones, esta vez no voy a diversificar geográficamente, sino que me gustaría hacerlo monumentalmente. Quiere esto decir que no pretendo elegir tan solo una edificación por estado considerado, sino tan solo un elemento por tipo de construcción monumental. Puede parecer difícil de explicar, pero creo que todo quedará más claro cuando le echéis un vistazo a esta lista de quince edificaciones romanas que nos devuelven el sabor clásico. Y vosotros, ¿cuáles son vuestros monumentos romanos favoritos?
Acueducto de Segovia (España): A pesar de que, al igual que la inmensa mayoría de construcciones romanas, su cometido no era en absoluto artístico sino funcional, no cabe duda de que los acueductos representan uno de los puntos culminantes en el legado arquitectónico de Roma. Entre los que he visitado, y creo que entre aquellos que no lo he hecho también, destaca por méritos propios el espectacular acueducto de Segovia. Datado a comienzos del siglo II, representa una impresionante obra de ingeniería con sus más de ciento sesenta arcos y sus casi treinta metros de altura en su parte más elevada.
Mausoleo de Adriano (Italia): A imagen y semejanza de civilizaciones anteriores y como espejo de las que vinieron posteriormente, los romanos nos dejaron un número considerable de mausoleos, dedicados a recordar a los prebostes de cualquier condición que fueron enterrados en ellos. Evidentemente, los más espectaculares fueron destinados a los emperadores y entre ellos destaca, en mi opinión, Castel Sant’Angelo, en su origen dedicado a la memoria del emperador Adriano y que más adelante tendría diferentes y casi incontables usos.
Termas de Bath (Reino Unido): Quien les diría a los ciudadanos del Imperio que sus termas pasarían a la posteridad como monumentos. A lo largo del tiempo, así ha sido con muchas de ellas y entre las que he tenido la suerte de visitar destacan las que se conservan en la ciudad británica de Bath. En realidad, este manantial bimilenario ya fue descubierto con anterioridad por los celtas, pero los romanos lo reusaron posteriormente construyendo allí un templo, aparte de los usuales caldarium, tepidarium y frigidarium.
Palacio de Diocleciano (Croacia): Monumento de una indiscutible unicidad, el palacio de Diocleciano fue mandado construir por este emperador a comienzos del siglo IV. Su intención era que este lugar le sirviera de retiro y allí se movió tras abdicar una vez que los trabajos estuvieron finalizados. En su época de esplendor, este lugar servía para alojar a casi diez mil personas y fue el germen que con posterioridad dio lugar a la actual ciudad croata de Split.
Torre de Hércules (España): Si el monumento anterior era prácticamente único, éste lo es todavía más pues se trata del único faro romano que se conserva. Fue construido en el siglo I y entre las múltiples leyendas que circulan a su alrededor hay algunas que incluso lo sitúan con anterioridad a la llegada de los romanos a tierras gallegas. Sirvió como faro en época de Trajano, aunque perdió su uso con posterioridad y fue reusado como fortaleza. A pesar de un añadido en su parte superior, su estructura original se ha mantenido casi intacta.
Columna Trajana (Italia): Los monarcas romanos tenían la costumbre de contar sus victorias en relieves que situaban en el friso de columnas monumentales. Eso hizo Trajano, legendario emperador nacido en Hispania y que se hizo famoso por extender los dominios del Imperio más allá de la Dacia, en la actual Rumanía. La monumental columna que mandó construir para que no se perdiera su memoria y a la vez servirle de mausoleo está situada en el foro de igual denominación, algo al norte del Foro Romano.
Teatro de Orange (Francia): Elegir tan solo un teatro romano, entre los diversos que he tenido oportunidad de visitar, ha resultado una tarea realmente ardua. Entre todos ellos, me quedo con el situado en la localidad francesa de Orange, cuyo escenario se mantiene prácticamente igual que en la época en que fue construido. Sucedió esto en la primera mitad del siglo I y ya el legendario Luis XIV lo consideraba el muro más bello de mi reino, como afirmó en diversas ocasiones.
Templo de Baco en Baalbek (Líbano): Entre los diversos templos romanos que han llegado hasta nuestros días, uno de los mejor conservados está situado en la actual localidad libanesa de Baalbek. Estaba dedicado a Baco y fue edificado probablemente a mediados del siglo II, durante el imperio de Antonino Pío. Su estructura consta de ocho columnas en los laterales menores y quince en los de mayor tamaño del rectángulo, hallándose en gran estado de conservación, tan solo a falta del techo y parte de las columnas laterales.
Puente de Alcántara (España): Al igual que los acueductos, los puentes constituyen uno de los mejores ejemplos del desarrollo tecnológico alcanzado por los ingenieros romanos. Posiblemente el más admirable de todos los que han llegado hasta nuestros días sea el denominado puente de Alcántara, situado en la población homónima y cuya leyenda no tiene parangón entre los de su estilo. Construido a comienzos del siglo II, en tiempos del emperador Trajano, fue respetado incluso durante la dominación musulmana, cuando le fue asignada su denominación actual, que ha dado nombre a toda la comarca circundante.
Arco de Septimio Severo (Italia): Diversos arcos de triunfo romanos han llegado en mejor o peor estado hasta la actualidad. Al comienzo eran erigidos para conmemorar victorias militares, más tarde lo fueron para honrar a ciertos monarcas y, por último, para festejar cualquier tipo de acontecimiento. Se asegura que llegaron a existir cerca de cuarenta arcos triunfales en Roma, de los cuales se mantienen cinco actualmente. Uno de ellos es el arco de Septimio Severo, construido a comienzos del siglo III para conmemorar las victorias del emperador de ese nombre.
Crédito: Dennis Jarvis
Foro de Jerash (Jordania): Quedan restos en Roma de diferentes foros, cada uno de ellos obra y gracia de un emperador que pretendió dejar su impronta para la posteridad. Sin embargo, y siempre en mi opinión, ninguno de ellos llega al nivel del que puede verse en lo que fue la antigua ciudad de Jerash. De forma ovalada y rodeado por una columnata que se mantiene en excelente estado, es un perfecto ejemplo arquitectónico de lo que el centro neurálgico de una antigua localidad romana era en el siglo I.
Biblioteca de Celso (Turquía): Aunque no es demasiado conocido en la época actual, Celso no era en absoluto un cualquiera. Cónsul a finales del siglo I, gobernador de los territorios romanos en Asia a comienzos del siguiente, personaje adinerado y muy conocido entre sus conciudadanos. Fue su hijo quien decidió erigir esta edificación en su honor, probablemente como una suerte de mausoleo aunque también posiblemente sirviera como biblioteca donde se almacenaban la decena de miles de manuscritos que su padre acumuló en vida.
Odeón de Fourvière (Francia): En la Grecia clásica se conocía como odeón a un espacio donde se representaban escenas teatrales y musicales a pequeña escala. Se diferenciaban de los teatros, en general, tanto por su menor tamaño como por el hecho de estar completamente cubiertos, a diferencia de aquellos. Como en tantas otras ocasiones, los romanos copiaron a sus vecinos y antecesores dejando diversas muestras de odeones, algunos de ellos en buen estado hoy día. Es el caso del que se encuentra en el barrio de la Fourvière de la ciudad francesa de Lyon, construido muy posiblemente en el siglo II.
Muralla de Lugo (España): Es muy posible que todas, o al menos la mayor parte, de las ciudades romanas estuvieran amuralladas pero tan solo hay un lugar en el mundo donde una muralla romana se ha mantenido en toda su plenitud. Se trata de la ciudad de Lugo, cuya muralla fue construida en el siglo I a.C. y se mantiene en un excelente estado a lo largo de sus más de dos kilómetros de perímetro. Incluye más de ochenta torres y unas diez puertas que han permitido a la ciudad desarrollarse sin estar constreñida de ninguna manera al interior del recinto amurallado.
Coliseo romano (Italia): Como no podía ser de otra manera, terminamos esta reseña con el monumento romano más conocido, más grandioso, más llamativo y probablemente más importante, aunque esto último no lo tengo tan claro. Entre los anfiteatros construidos en tiempos del Imperio no hubo ninguno tan espectacular ni de superiores dimensiones. Podía alojar unos cincuenta mil espectadores y sus dimensiones eran impresionantes para aquellos tiempos del siglo I en que fue edificado. Tan magna obra fue usada hasta el siglo VI, bastante después de la caída del Imperio Romano, y a pesar de ser largamente expoliado aún ofrece al visitante destellos de aquella grandeza que un día tuvo y hoy mantiene.
Podéis ver los quince monumentos romanos elegidos por Jordi aquí.
Excelente relación que nos muestra, además, el enorme abanico en cuanto a arquitectura e ingeniería de la que hacía gala el imperio romano, a menudo insuficiente recordado. 2000 años después de su construcción muchos de sus puentes e incluso, coliseos, siguen manteniéndose en funcionamiento. Casi nada…Me ha encantado que incluyeses el Palacio de Diocleciano, un lugar que me parece fascinante y que se ha ido adaptando e integrando a la ciudad moderna. Con pena tuve que renunciar a Orange cuando lo tuve cerquita y ahora es una deuda pendiente que debo resolver (al igual me pasa con el teatro de Aspendos). Baalbek entera es otro debe, al igual que el Puente de Alcántara, que me estará esperando para cuando visite Extremadura (digo yo que si ha esperado 1900 años, podrá esperar algo más). Y presto me voy a buscar pero que ya más información sobre el Odeón de Fourvière, del que no recuerdo haber oído hablar en mi vida, aunque este año Lyon se cayó en el último momento de una posible escapadita de finde largo (intentaré meterla en la misma que Orange).
Como siempre, un placer compartir afición contigo!
Lyon es una ciudad muy interesante, lamentablemente bastante minusvalorada. El odeón está justo al lado de un teatro, conformando un dúo muy difícil de encontrar en otras antiguas ciudades romanas. Fíjate que yo fui en verano, en plena temporada alta, y no había prácticamente nadie, estábamos solos.
El teatro de Orange es una pequeña joya, y no solo eso. En la misma ciudad existe un arco triunfal impresionante, de los mejor conservados del imperio romano. Estoy seguro de que te gustará mucho.
En cuanto a Baalbek, que te voy a decir. Tan solo que espero que puedas ir al Líbano algún día, es uno de mis países favoritos.
Y sobre el puente de Alcántara, que a ver si coincidimos y os hago de guía. Gratis, por supuesto. 🙂
Bueno bueno, esta lista me gusta mucho!!! aunque solo he visitado 5 (al menos que recuerde xD)
Tomo buena nota del resto ^_^
un abrazo!
Me alegra que te guste, Vero. espero que puedas visitar algún día los que no conoces, apuesto a que no te decepcionan.
Un abrazo.
Yo tuve una época de obsesión con todo lo relacionado con los romanos. Leía libros a montones, y mi primer viaje 100% por mi cuenta fue un interrail solo en Italia. De la lista los conozco todos menos el del Líbano y el de Orange, y ninguna pega. Me alegra que hayas incluido Jerash, porque cuesta imaginar ruinas romanas más bonitas. Y el puente de Alcántara es una maravilla. Aunque quizás no tenga nada tan sobresaliente como las de la lista a nivel individual, para mí el sitio romano por excelencia es Pompeya.
un saludo!
Mi obsesión con los romanos dura cerca de cuarenta años, creo que desde que visité las ruinas de Itálica siendo un niño. Desde entonces he intentado leer todo lo posible sobre esta civilización y me he dado cuenta de lo poco que conocemos sobre ella. También he aprendido a no idealizarla, algo que suele sucederme en todos los ámbitos, y a mirar a sus construcciones desde una perspectiva más realista.
¿Conoces la leyenda, quizás realidad, sobre la espada que colgó durante muchas décadas del puente de Alcántara? Si no, algún día te la contaré.
Un abrazo.
Hola, muy buena selección. Por fin una lista tuya en la que he visitado más de la mitad de los monumentos. Curiosamente uno de los que me falta es el que tengo «más cerca» de casa: Orange. A ver si no tarda en caer. Saludos
Estás tardando en ir a Orange, porque te va a encantar. No solo por el teatro, que para mí es el mejor teatro romano que he visitado, sino también por un espectacular arco triunfal, como le comenté a Jordi. Escápate por allí cuando puedas y ya me contarás.
Un abrazo.
Me encanta esta lista!! Añadiría un par de lugares que a mí me fascinan: el Panteón de Roma y la Villa Romana del Casale en Sicilia.
¡Enhorabuena!
Muchas gracias, Cristina.
No incluí el Panteón, que me parece espectacular y lo he visitado en un par de ocasiones, porque en la categoría de templo romano preferí el de Baco en Baalbek. También porque ya tenía tres construcciones de Roma y quería diversificar un poco.
En cuanto a Sicilia, espero ir por allí algún día.
Un abrazo.
Bueno ¿qué te digo de esta lista? pues que me gusta mucho aunque echo de menos mi edificio favorito de Roma, el Panteón de Agripa; de todos modos el legado romano en el mundo occidental es tan variado, bueno e importante que elijas lo que elijas siempre se acierta. Si me permites te pongo mi lista que sería: Panteón de Agripa, Acueducto de Segovia, Teatro de Mérida, Jerash (la última gran ciudad que he conocido, me ha fascinado), el Coliseo, la Columna de Trajano (cuando estudiaba arte en la carrera me pasaba el tiempo mirando esos relieves), Pompeya, Templo de Diana en Mérida, el Faro de Hércules, la actual Plaza Navona con su forma de circo romano, los puentes romanos que conozco, la Biblioteca de Adriano en Atenas y los cuatro últimos los dejaría para hacer un poco de patria: el yacimiento de Baelo Claudia, Itálica, la Necrópolis de Carmona y por último el yacimiento de Sierra Aznar, en mi pueblo, un castellum aquae de dimensiones extraordinarias que lamentablemente se encuentra en estado de abandono y es muy desconocido incluso entre los arcenses, una pena. Excelente selección, espero conocer pronto los que aun no he visitado de tu lista. Un saludito.
Te agradezco mucho tu detallado comentario.
Coincido bastante con tu lista, como ves, pero te cuento el porqué de mis elecciones. El teatro de Mérida es magnífico, pero el de Orange es impresionante. Si no lo has visto, espero que vayas por allí algún día, porque te fascinará. El Panteón y el templo de Diana en Mérida son excelentes, pero intenté incluir en la lista tan solo un edificio de cada categoría y en la de «templo» mi preferido es el de Baco en Baalbek (otro muy bueno, por cierto, es la Maison Carrée en Nîmes, sin olvidar el de Évora, si no los has visitado seguro que te gustan). En cuanto a Pompeya, me encantó y probablemente debería estar en la lista, pero me resultó difícil asignarla a alguna de las categorías. Y de tus lugares cercanos tan solo conozco Itálica y fui por allí cuando solo era un niño, así que tengo pocos recuerdos.
Lástima del estado de abandono del yacimiento de tu pueblo, cuando vaya por Arcos prometo ir a verlo.
Un abrazo.
buena web muy util
Me alegra que la consideres así.
Muchas gracias por tu comentario.