Aunque debido a la acción depredadora de la especie humana el Planeta Tierra ya no es lo que solía ser en cuanto a sus valores naturales, aún es posible encontrar reductos donde la naturaleza se despliega en todo su esplendor. Es cierto que cada vez son menos, que la biodiversidad tiende a ese límite donde su supervivencia peligra, que nuestra especie parece abocada a una querencia suicida que la lleva a terrenos impensados hace poco tiempo. Pero todavía persisten razones para la esperanza, como he tenido oportunidad de comprobar en diversas ocasiones durante mi vida viajera, y me gustaría creer que en el fondo no está todo perdido.

Hace apenas tres meses publiqué mis 20 espacios naturales favoritos en Europa, junto con mis amigos viajeros y blogueros Jordi y Dani. Y no diría que el continente europeo se me queda corto, pero sí que es cierto que he tenido ocasión de visitar diversos otros lugares donde la naturaleza se muestra tal y como todavía la dejan ser en el resto de los continentes. Debido a ello, me atreví a aceptar el reto que me propuso Jordi para listar nuestros espacios naturales preferidos fuera del entorno europeo. Y debo decir que en cierto modo me he sorprendido a mí mismo, porque no pensaba que hubiera tenido la suerte de entrar en contacto con una biodiversidad tan grande y, valga la redundancia, tan diversa.

Sin más preámbulos, aquí tenéis mi lista de espacios naturales favoritos a nivel mundial, descartando los existentes en el continente europeo. Como suele ser habitual en este tipo de ejercicios, hay bastantes carencias que espero solventar en el futuro. De momento, estoy seguro de que si llegáis a interaccionar con todos estos lugares al menos tendréis la sensación de que, en cuanto a la posibilidad de supervivencia del Planeta Tierra, todavía quedan esperanzas.

Bahía de Hạ Long (Vietnam): Hace no demasiado tiempo una campaña publicitaria fenomenal declaró a la bahía de Hạ Long como una de las siete maravillas naturales del mundo. No me fío nada de este tipo de iniciativas en las que tan solo se pretende obtener un rédito económico, pero tengo muy claro que si conociera el mundo entero, hecho que afortunadamente no alcanzaré jamás, esta bahía única e irrepetible estaría entre una de mis siete candidatas a maravilla natural más destacada.

Gran Valle del Rift: Esta falla da comienzo en el libanés valle de la Beqaa y se prolonga hacia el sur, cortando, como si lo hubiera hecho un cuchillo sobre un bloque de mantequilla, la zona este del continente africano desde Djibuti hasta Mozambique. En tan vasta zona se concentran buena parte de los espacios naturales más destacados de África, como la llanura del Serengeti o el cráter de Ngorongoro, sin olvidar que es aquí donde puede situarse el origen de la humanidad, como lo prueban los restos hallados en Olduvai Gorge.

Región de los Lagos: Dividida territorialmente entre Chile y Argentina mediante la línea divisoria marcada por la cordillera de los Andes, la región de los Lagos asegura al visitante unos paisajes que quitan el hipo. Destacan las impresionantes vistas que ofrecen, siempre con cumbres nevadas al fondo, lagos como el Todos los Santos o el Llanquihue en Chile y el lago Frías o el lago Moreno en su parte argentina.

Bosque lluvioso de Queensland (Australia): Para dar idea de la magnitud de este bosque lluvioso, basta decir que se extiende por casi nueve mil kilómetros cuadrados en el estado de Queensland, situado en la zona noreste del continente australiano. Se trata de uno de los bosques más primitivos del mundo, a la vez de uno de los que alcanza mayor nivel de endemismos, no solo en cuanto a flora sino también en cuanto a una fauna con un alto nivel de unicidad.

Pamukkale (Turquía): Podría parecer sorprendente que un sitio tan pequeño en comparación al resto, como lo es Pamukkale, pueda aparecer entre tantos espacios naturales destacables. Desde luego, grandiosidad no le falta a este lugar donde un extraño fenómeno producido por un manantial de agua con altas concentraciones de bicarbonato cálcico ha producido gruesas capas de travertino que caen por una ladera en forma de cascadas solidificadas. Pura poesía transformada en piedra caliza durante un instante desenfrenado.

Gran Erg Oriental: A diferencia de lo que suele pensarse, tan solo una pequeña parte de los desiertos existentes en el Planeta Tierra están compuestos por dunas. Entre todos ellos, destaca sobremanera el Gran Erg Oriental que despliega sus casi doscientos mil kilómetros cuadrados de paisaje dunar entre los estados de Túnez y Argelia. ¿Podéis imaginar lo que sería casi la mitad de España cubierta por completo de arena? Pues eso.

El Yunque (Puerto Rico): Ni está situado en una forja ni sufre con regularidad las acometidas del martillo. El bosque lluvioso de El Yunque es así denominado como deformación del término taíno Yu-Ke, que quiere decir tierra blanca. Se extiende por más de cien kilómetros cuadrados al noreste de Puerto Rico y es una de las zonas con mayor índice de pluviosidad del mundo, hecho que ha dado lugar hasta a cuatro tipos de bosques diferentes, localizados cada uno de ellos a una altitud determinada.

Laguna meridional de las islas Chelbacheb (Palaos): Compuesto por aproximadamente medio millar de islas dispersas en una extensión de unos mil kilómetros cuadrados, la laguna meridional de las islas Chelbacheb es uno de esos lugares que resulta difícil creer que existen. Hasta que llegas allí y compruebas con tus propios sentidos que no estás viviendo un sueño. A babor, a estribor, a proa y a popa numerosos islotes emergen de la superficie del mar como si de enormes hongos se tratase. Aunque el verdadero tesoro está en el interior, no en vano aquí pervive uno de los arrecifes coralinos mejor conservados del mundo, que se ha hecho digno merecedor de la denominación Serengeti del océano.

Songköl Too (Kirguistán): Conocidas en China como montañas celestiales, las cumbres del Tian Shan aparecen frecuentemente nevadas ante los ojos del visitante. Situada al norte del Himalaya, esta cadena montañosa está considerada como uno de los relieves más abruptos del mundo. Su parte central, especialmente la zona denominada Songköl Too, se caracteriza por verdes praderas rodeando a lagos de montaña de insuperable belleza, como el maravilloso lago Son-Kul.

Reino floral del Cabo (Sudáfrica): En todo el Planeta Tierra existen tan solo seis reinos florísticos, de acuerdo con lo aceptado tradicionalmente en botánica. El más pequeño de ellos, con mucha diferencia, es el distribuido por algo menos de ochenta mil kilómetros cuadrados en la región sudafricana del Cabo. Aunque pueda parecer un territorio muy extenso, resulta insignificante comparado a los otros cinco, que superan cada uno de ellos con amplitud el millón de kilómetros cuadrados de superficie. En tan pequeño espacio se hallan más de nueve mil especies vegetales, entre las cuales un setenta por ciento son endémicas. Destacan lugares como la excepcional montaña de la Mesa, una de las siete maravillas naturales del mundo, o ese cabo de Buena Esperanza que da nombre a la zona.

Lago Atitlán (Guatemala): A grandes rasgos, deben existir cientos de miles, quizás millones, de lagos en el mundo por lo que debe ser realmente difícil verlos todos para decidir cuál es el más bello. Entre los que he tenido la suerte de visitar, uno de los más carismáticos, siempre en mi opinión, es el guatemalteco lago Atitlán. A su encanto sin par contribuyen también los volcanes que, a la manera de guardianes, lo rodean. El conjunto está situado a más de mil quinientos metros de altura y el lago tiene una superficie de unos ciento treinta kilómetros cuadrados.

Wadi Rum (Jordania): Y hablando de lugares carismáticos por naturaleza, no debe olvidarse el desierto jordano del Wadi Rum. Vale, no es impresionantemente grande, ni está lleno de arena, ni siquiera podría considerarse un desierto como tal. Pero su desolado aspecto conformado por el trabajo de la erosión durante millones de años sobre un sustrato de roca arenisca lo convierte en único. Generalmente es conocido como valle de la Luna, y doy fe que esa definición no es para nada descabellada.

Vallée de Mai (Seychelles): Hablando de unicidad, el localmente denominado Vallée de Mai no se queda para nada atrás. Se extiende por apenas un par de kilómetros cuadrados en la paradisiaca isla de Praslin, pero tanto su imagen como la excepcional biodiversidad que guarda no tienen apenas parangón. Su especie más carismática es, sin duda, la denominada coco de mar, palmera endémica que produce la semilla más grande que existe en todo el reino vegetal.

Sistema Arrecifal Mesoamericano: Generalmente abreviado SAM, el Sistema Arrecifal Mesoamericano se extiende por más de un millar de kilómetros paralelo a la costa de la península mexicana del Yucatán, Belice, Guatemala y Honduras. Su punto de inicio es la maravillosa Isla Contoy y termina junto a las hondureñas islas de la Bahía. Se trata del mayor arrecife coralino del hemisferio norte y el segundo de todo el mundo. Está formado por unas setenta especies de corales, donde viven más de medio millar de especies de peces.

Lago Tonlé Sap (Camboya): Vale, vale, para muchos este lugar no será más que una suerte de laguna inmunda. Sin embargo, y aparte del hecho de ser el mayor lago del Sudeste Asiático con diferencia, resulta muy destacable debido a un fenómeno inusual. Resulta que durante la estación lluviosa, el caudal de los ríos Sap y Mekong que durante la estación seca lo desaguan, se revierte de forma casi increíble y pasan a alimentar el lago. El resultado es un aumento de su superficie en más de diez veces e imágenes tan maravillosas como las de diversos bosques inundados en esa época. Para quienes habitan en sus orillas, el lago Tonlé Sap es toda una fuente de vida y, por consiguiente, merece un lugar destacado entre estos espacios naturales que sin duda lo valen. Siempre en mi opinión, por supuesto.

Podéis ver los quince espacios naturales elegidos por Jordi aquí.