14 portadas destacadas en Murcia
Muy posiblemente fundada por Abderramán II en la primera mitad del siglo IX, la ciudad de Murcia alcanzó un importante desarrolló que culminó tiempo más tarde con la creación de una taifa. Fue a mediados del siglo XIII cuando pasó a manos cristianas, concretamente a las de Alfonso X, quien es aún considerado si no fundador, sí principal valedor de la ciudad. Llegó a alcanzar cierta prosperidad en esa época, tanta que era una de las tres capitales itinerantes del rey sabio, honor que compartía con Toledo y Sevilla. Tras un periodo de crisis, debida a su situación fronteriza, comenzó a remontar a finales del siglo XV, una vez liberada de la amenaza constante que suponía la vecindad del reino nazarí.
Tanto el siglo XVI como, especialmente, el siglo XVIII supusieron periodos de enorme prosperidad para la economía murciana. El primero de ellos estuvo relacionado con el declive de la industria de la seda en Granada, que supuso un auge considerable en el sector murciano. El segundo se basó en una especie de revival de la agricultura local, ya vigente desde la época musulmana pero que vivió un desarrollo importante en esta época. Paralelamente, el sector de la seda siguió progresando y la ciudad alcanzó un desarrollo tal que se acercó a los cien mil habitantes a finales del mencionado siglo.
Numerosas trazas han quedado de esas épocas de prosperidad vividas por la economía murciana en el pasado. Os proponemos un paseo por la historia de la ciudad a través de sus portadas, que dan fe del esplendor vivido por la villa en diferentes etapas de su pasado.
Huerto de las Bombas: Debe el nombre esta portada a la denominación de un palacete que refería a su vez a una batalla ocurrida a comienzos del siglo XVIII en sus inmediaciones. La construcción ha desaparecido como tal, pero su fachada permanece en el denominado Jardín del Malecón. Destaca el escudo del marqués de Torre Pacheco sostenido por leones rampantes y con el motivo de los gigantes salvajes de fondo.
Iglesia de la Merced: Auténtica joya barroca, la antigua iglesia conventual de la Merced dispone de una fachada que traspone la decoración interior del templo a su exterior. Se trata de una obra de comienzos del siglo XVIII en la que se suceden diferentes santos rodeando a la Virgen de los Remedios. Destacan entre ellos las figuras de San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato.
Palacio Riquelme: Inexplicablemente destruido en la segunda mitad del siglo XX, el palacio Riquelme fue una magnífica construcción del siglo XVI de la que solo su portada ha llegado hasta nuestros días. Ocupa ésta un lugar preferente en el acceso al interior de las dependencias del Museo Salzillo. La espectacular fachada del palacio repite el motivo de los tenantes, tranquilos gigantes de aspecto salvaje muy habituales en la heráldica hispana.
Iglesia de San Esteban: Con casi toda probabilidad primer colegio jesuítico en España, el Colegio de San Esteban ejerció posteriormente diversas funcionalidades entre las que se encuentra la de servir como sede actual de la Presidencia de la Región de Murcia. La portada de su iglesia es renacentista, aunque en su parte superior destacan las figuras de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, que le fueron añadidas ya a finales del siglo XVII.
Palacio Almudí: Antiguo pósito de grano, el actual palacio Almudí ya fue planeado a mediados del siglo XIII aunque no se terminó de edificar hasta dos siglos después. Desde entonces ha servido para diferentes funciones y en la actualidad se usa como sala de exposiciones. Su portada muestra un escudo real de la casa de Austria aludiendo a una reconstrucción del edificio efectuada en la primera mitad del siglo XVII.
Iglesia de Santa Eulalia: Erigida en el mismo lugar que ocupaba otro templo anterior, la iglesia de Santa Eulalia fue construida en la segunda mitad del siglo XVIII. Su magnífica portada presenta un frontón partido, típico del barroco levantino, que muestra la apoteosis de la santa titular. Su autor fue un cantero poco conocido hasta entonces y que no volvió a producir ninguna otra obra relevante, aunque dejó evidencia de su habilidad en ésta.
Casino: Emblemática edificación murciana, el Casino fue construido ya en la segunda mitad del siglo XIX. Arquitectónicamente hablando, muestra un estilo plenamente ecléctico, producto de la coexistencia de distintas tendencias modernistas y revisionistas de diversos estilos precedentes. Su portada principal fue obra de Pedro Cerdán, uno de los arquitectos más relevantes de la región y responde al eclecticismo predominante en el resto del edificio.
Iglesia de San Nicolás de Bari: También construida en el lugar que ocupaba un templo anterior, esta iglesia dispone de dos portadas de mucho interés. Ambas fueron obra de Joseph Pérez, aunque los sendos medallones que las presiden están atribuidos al mismísimo Francisco Salzillo, quien los produjo a la vez que se estaba construyendo el excepcional imafronte que da acceso a la catedral. Reproducen ambos la apoteosis del santo titular.
Palacio Almodóvar: Edificación manierista de finales del siglo XVI, el palacio Almodóvar fue construido como residencia para los marqueses del mismo nombre. En la actualidad está bastante reformado, aunque su portada se ha respetado en su integridad. Muestra una vez más el motivo de los gigantes, alegoría barroca heredada del mito del buen salvaje que surgió en la España renacentista tras el descubrimiento de América.
Iglesia de Santo Domingo: Unida al anterior por el arco homónimo, la iglesia de Santo Domingo muestra dos fachadas. La principal tiene trazas renacentistas, con un arco de medio punto flanqueado por columnas estriadas. Sobre él está situada una hornacina que guarda una escultura representando un motivo bíblico que algunos atribuyen al escultor Pedro Monte y otros a un hermano de la orden dominica.
Real Fábrica de Sedas a la Piamontesa: La industria de la seda tuvo una importancia vital en la economía murciana desde tiempos renacentistas. Uno de los pocos detalles que se han conservado de aquella época es parte de la fachada de lo que fue la Real Fábrica de Sedas a la Piamontesa, que estuvo situada donde hoy se levanta la denominada Casa de los Nueve Pisos. Se trata de una portada rococó que incluye una alusión a la Anunciación, debida a su procedencia del antiguo colegio jesuita de la Anunciata.
Convento de Verónicas: Entre los siglos XVI y XIX el número de conventos en Murcia fue considerable, aunque algunos de ellos no han llegado hasta nuestros días. Uno de estos últimos es el desaparecido convento de Verónicas, fundado en el siglo XVI. La iglesia conventual del Salvador se mantiene como sala de exposiciones y destaca en ella una de las portadas más atractivas del barroco murciano, con un trío de hornacinas sobre un frontón flanqueado por hermosas columnas de fuste acanalado.
Palacio Episcopal: Las obras para la construcción del nuevo Palacio Episcopal de Murcia se iniciaron a mediados del siglo XVIII en el mismo lugar que ocupaba la versión precedente. La edificación resultante consta de dos fachadas, la anterior en estilo rococó y la posterior bastante más austera. Destaca en esta última una portada de bella factura, protegida por un magnífico enrejado de la época. Sobre ella se alza el denominado balcón del obispo, rematado por un escudo heráldico.
Catedral de Santa María: Para concluir este paseo por la historia murciana a través de sus portadas, nada mejor que hacerlo con una de las obras maestras del barroco español. La extraordinaria fachada principal de la catedral de Santa María fue construida en el siglo XVIII con la finalidad de convertirse en una especie de retablo en piedra. Está dividida en tres tramos verticales y en ella aparecen numerosas figuras alrededor del motivo central, la Asunción de la Virgen María. Consta de tres puertas entre las que destaca la central, conocida como Puerta del Perdón y que solo se abre en ocasiones especiales.