14 ciudadelas en las que nadie se cuela
Desde los inicios de su presencia en el Planeta Tierra, el ser humano ha tratado de protegerse ante el peligro que representan los posibles invasores de su intimidad. Primero, situando su residencia en lugares lo más apartados posible. Más adelante, rodeando sus poblaciones con una muralla disuasoria. Después, fortificando sus viviendas en la medida de sus posibilidades económicas. En los últimos tiempos, mediante métodos más sofisticados como alarmas o puertas blindadas. Surgieron así diferentes tipos de construcciones cuya finalidad viene a ser la misma, aunque tanto su diseño como los términos empleados para referirse a ellas han ido variando con el paso del tiempo.
La diferencia entre términos como fortificación, fortaleza, fuerte, castillo, alcázar, alcazaba, ciudadela, kremlin o incluso torre es en muchas ocasiones cuestión de matices. Simplificándolo al máximo y de manera un tanto subjetiva, castillo, alcázar y torre representan una vivienda fortificada, aunque cada uno de ellos con sus particularidades. Alcazaba, ciudadela y kremlin definen un conjunto de viviendas rodeadas por una muralla protectora. Fuerte añade a los anteriores un componente militar. Por su parte, fortificación y fortaleza son sinónimos de todos los demás y pueden ser utilizados para referirse a cualquiera de ellos.
Para comprender el significado de la palabra ciudadela, nada mejor que averiguar su etimología. Al parecer, su origen está en el término italiano cittadella, que significa ciudad pequeña. Y eso es precisamente lo que son las ciudadelas, una especie de pequeñas ciudades, fortificadas en su caso, dentro de una ciudad más grande, que a su vez puede estar fortificada o no. Intentando no aburrir demasiado al lector, listamos aquí algunas de nuestras ciudadelas favoritas.
Kasbah Taourirt (Ouarzazate, Marruecos): Con la misma finalidad que en España tenemos el término alcazaba y en Rusia el término kremlin para representar la idea asociada a una ciudadela, en el Magreb se usa la palabra kasbah. Probablemente la mejor conservada de Marruecos sea Kasbah Taourirt, situada en la población sureña de Ouarzazate. Data del siglo XVII y hubo de ser restaurada en parte durante el siglo XX debido a su fábrica de adobe.
Alcazaba de Almería (Almería, España): Considerada la edificación musulmana más grande de España, la alcazaba de Almería fue construida en el siglo X por encargo de Abderramán III. En esa época llegó a albergar un palacio, una mezquita y numerosas viviendas para los siervos del califa. Tras la caída de la población en manos cristianas, esos elementos fueron sustituidos por un castillo y una ermita, que aún pueden verse en su interior.
Ciudadela medieval (Carcassonne, Francia): Un castillo, conocido como Castillo Condal, también incluye en su interior la ciudadela medieval de Carcassonne. Ésta fue producto de diversas construcciones hechas en este lugar a partir del siglo VI a.C., aunque su diseño actual le fue otorgado en época medieval. En el siglo XIX fue objeto de una discutida restauración, gracias a la cual adquirió su característica imagen.
Alhambra (Granada, España): Aunque la mayoría no lo vea así, la archifamosa Alhambra es una ciudadela a todas luces. En el periodo nazarí llegó a incluir en su interior palacios, jardines, viviendas y varios tipos de construcciones más. Cuando pasó a manos cristianas se le añadió el denominado Palacio de Carlos V. Sobresale la fastuosa decoración de sus salas y, en especial, la majestuosa Fuente de los Leones, cuyo diseño es único en el mundo.
Fortaleza de Tsarevets (Veliko Trnovo, Bulgaria): De la importancia de esta ciudadela da idea el hecho de que en la época medieval albergaba la sede del patriarcado ortodoxo búlgaro. Estaba ésta localizada en la denominada Catedral de la Ascensión del Señor, que se encuentra en el punto más alto del complejo y hubo de ser reconstruida en el siglo XX tras su destrucción a manos otomanas varios siglos atrás. El resto de la fortaleza de Tsarevets también resultó afectado y, actualmente, apenas puede apreciarse algo del esplendor que un día tuvo.
Narikala (Tbilisi, Georgia): Tampoco se encuentra en muy buenas condiciones la localmente conocida como Narikala, poderosa fortificación que domina la ciudad georgiana de Tbilisi. Fueron los persas quienes originalmente construyeron una ciudadela en ese lugar allá por el siglo IV. Los omeyas la ampliaron y reforzaron sus murallas en el siglo VIII. Más adelante fue cristianizada al edificar en su interior la iglesia de San Nicolás, que resultó casi destruida por una explosión en el siglo XIX y hubo de ser reconstruida posteriormente.
Alcazaba de las Siete Torres (Orce, España): Retornamos a al-Andalus, concretamente al periodo nazarí. Fue entonces cuando se edificó la magnífica Alcazaba de las Siete Torres en la localidad granadina de Orce. A pesar de que su fecha de construcción es desconocida, se sabe que fue reformada en el siglo XV. Un siglo después se adaptó una de las siete torres, de ahí su nombre, que la protegían para servir como torre del homenaje, elevándose su altura hasta los cincuenta metros actuales.
Thăng Long (Hanoi, Vietnam): Amplio complejo palaciego construido en el siglo XI, la ciudadela de Thăng Long sirvió como residencia de los monarcas vietnamitas hasta el siglo XIX. A partir de entonces el declive fue inevitable y la mayoría de sus edificaciones han desaparecido. Entre las que todavía se conservan destaca la denominada Torre de la Bandera, que está considerada como uno de los símbolos de la capital de Vietnam.
Crédito: Rufino Lasaosa
Ciudadela de Pamplona (Pamplona, España): Muy posterior es la ciudadela de Pamplona, que fue construida aproximadamente quinientos años más tarde. Su impulsor fue el monarca español Felipe II y su finalidad era fundamentalmente defensiva. Edificada de acuerdo con los parámetros renacentistas de la época, fue remodelada un siglo más tarde. Entonces se le añadieron refuerzos exteriores, de acuerdo con las ideas del famoso ingeniero francés Vauban.
Fortaleza de Yzmykşir (Provincia de Daşoguz, Turkmenistán): Defensiva también era la función de las abundantes ciudadelas existentes en la concurrida Ruta de la Seda. Al perder su finalidad, muchas de ellas desaparecieron o permanecen en estado de ruina. Es el caso de la fortaleza de Yzmykşir, parte de cuyos muros de adobe pueden verse aún en el desierto turkmeno de Karakum. Tanto su fecha de construcción como la de su abandono es desconocida.
Reales Alcázares (Sevilla, España): Para muchos una versión menos agraciada de la Alhambra, los Reales Alcázares no tienen nada que envidiar a su famosa hermana mayor. Su origen se sitúa en una ciudadela datada en el siglo X, que los almohades rodearon de una potente muralla dos siglos más tarde. Más adelante se le fueron añadiendo un conjunto de palacios de diferentes estilos arquitectónicos. Desde su paso a manos cristianas son propiedad de la monarquía española.
Ciudadela de Karim Khan (Shiraz, Irán): Karim Khan fue un shah persa que trasladó la capital del reino a la población de Shiraz. Ocurría esto en la segunda mitad del siglo XVIII y, con fines residenciales y defensivos, se hizo construir una poderosa fortaleza en la ciudad. En la actualidad, la ciudadela que lleva su nombre sirve como museo y alberga un atractivo jardín en su interior.
Alcazaba de Mérida (Mérida, España): En los azarosos tiempos de al-Andalus prácticamente todas las poblaciones importantes tenían su alcazaba. La más antigua de las que se han conservado es la de Mérida, que fue encargada por Abderramán II en la primera mitad del siglo IX. En su interior permanecen restos de diferentes construcciones de la época, así como un aljibe que proveía de agua a la población.
Kremlin de Moscú (Moscú, Rusia): Y terminamos con la que, con permiso de la Alhambra y la Ciudad Prohibida de Pekín, es la ciudadela más famosa del mundo. El Kremlin de Moscú fue originalmente construido en el siglo XI, aunque hasta el siglo XIV no se convirtió en la residencia de la familia real moscovita. Con el tiempo se le añadieron numerosas edificaciones, entre las que destacan las catedrales del Arcángel Miguel, la Dormición y la Anunciación, así como el campanario de Iván el Grande. Os aseguro que en este magnífico complejo residencial y defensivo nadie se colaba sin que hubiera sido previamente invitado.