Desde tiempos inmemoriales, el ser humano se ha dedicado a producir lo que actualmente conocemos como obras de arte. Como ya vimos en este post, no resulta nada claro el momento en que nuestros ancestros dieron el paso de convertir lo que hasta entonces era puramente funcional en algo simplemente artístico. Es decir, desposeer a la obra de sus connotaciones prácticas y dotarla de esa sensibilidad que la llevaría a ser considerada en el futuro como arte. Tampoco parece fundamental datar estos hechos de manera absoluta, porque en el fondo la definición de obra de arte radica tanto en las intenciones del creador como, especialmente, en la mirada del espectador que se sitúa ante ella.

En el caso de la escultura, que es el que nos ocupa en este nuevo reto que voy a compartir con el gran viajero y blogger de viajes Jordi Martínez Baylach, parece evidente que sus primeras motivaciones fueron religiosas, para pasar más adelante a la exaltación de la figura humana. Podría decirse pues que la escultura se paganizó en cierta manera y fue evolucionando con el paso del tiempo hasta llegar al nivel de abstracción característico de la Edad Contemporánea. El legado escultórico dejado por nuestros ancestros es casi inabarcable, tanto en cantidad como en calidad, y resulta difícil destacar tan solo un puñado de piezas. Aun así, aquí tenéis algunas de mis esculturas favoritas entre las muchas con las que he tenido la oportunidad de deleitarme, ordenadas cronológicamente e intentando mencionar el mayor número de estilos posible.

Esfinge de Giza (Desconocido): Descomunal figura situada en el sitio arqueológico de Giza, no lejos de la capital egipcia, la esfinge lleva en ese mismo lugar casi cinco milenios. Mide aproximadamente veinte metros de altura y se cree que representa al faraón Kefrén con cuerpo de felino. Entre muchos otros, fascinó a Napoleón, a quien en tiempos se consideró responsable de la pérdida de la nariz de la estatua. En realidad, la figura lucía ya desnarigada antes de la llegada del corso a Egipto.

Dama de Elche (Desconocido): De origen íbero y datada aproximadamente en el siglo V a.C., la renombrada Dama de Elche fue localizada a finales del siglo XIX en los alrededores de la ciudad alicantina que le da nombre. Se trata de un busto que representa una mujer joven, de elegante aspecto y muy ornamentada. Es posible que sirviera como urna funeraria, lo que daría sentido a una oquedad que presenta en su parte posterior. Actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de España, sito en Madrid.

Discóbolo (Mirón): Probablemente coetánea de la anterior, el Discóbolo representa la figura de un atleta, de proporciones perfectas, en el momento de proceder a realizar un lanzamiento de disco. Obra del artista Mirón de Eléuteras, principal representante de la escultura helena, su original fue probablemente realizado en bronce y no ha llegado hasta nuestros días. Existen al menos un par de copias en mármol realizadas en época romana, una de las cuales se encuentra en el Museo Nazionale Romano y la otra en el Museo Británico.

Bajorrelieves de Naqsh-e Rajab (Desconocido): Si la escultura aqueménida logró cotas extraordinarias en los frisos de Persépolis, la sasánida no se queda atrás. Excelentes ejemplos son los bajorrelieves de Naqsh-e Rostam y, especialmente, los cuatro existentes en el lugar conocido como Naqsh-e Rajab, a unas decenas de kilómetros de la ciudad de Shiraz. Fueron creados en el siglo III y representan diversas escenas de la corte sasánida.

Frisos de Angkor Wat (Desconocido): Los templos de Angkor contienen un gran número de frisos decorados con bajorrelieves, que suelen mostrar diversos motivos de la mitología hindú. Entre muchos otros, destacan los bajorrelieves exteriores de Angkor Wat, esculpidos durante el siglo XII y donde se representan ocho amplias escenas, alguna de las cuales se acerca al centenar de metros de longitud, con pasajes de los libros épicos Ramayana y Mahabharata.

Crédito: pedronchi

Pórtico de la Gloria (Maestro Mateo): A la par que en la actual Camboya florecía la escultura khmer, en Europa comenzaba a desarrollarse el arte románico. Uno de sus mejores ejemplos escultóricos es el denominado Pórtico de la Gloria, que da acceso a la catedral de Santiago de Compostela. Representa escenas de la tradición cristiana y fue esculpido en la segunda mitad del siglo XII por el taller del Maestro Mateo.

Daibutsu de Kamakura (Desconocido): En Extremo Oriente el budismo estaba ya plenamente implantado en esa época y las representaciones de Buda se veían por doquier. Al principio solían estar fabricadas en un material perecedero como la madera, pero algunas de ellas fueron reemplazadas por el más duradero bronce. Es el caso del daibutsu, o Gran Buda, de la ciudad nipona de Kamakura. Fue construido a mediados del siglo XIII en el recinto del templo Kōtoku-in y supera los trece metros de altura. Su interior está hueco y es posible acceder a él.

Crédito: Manuel de Corselas

Sepulcro del Doncel (Desconocido): La evolución natural del románico en Europa fue el gótico, mucho más espectacular en sus líneas. La escultura producida en este periodo tiene muchos ejemplos destacables, entre los cuales mi favorito se encuentra en la catedral de la población castellanomanchega de Sigüenza. Se trata del conocido como Sepulcro del Doncel, construido a finales del siglo XV para albergar los restos de Martín Vázquez de Arce, joven militar fallecido en combate durante el cerco de Granada.

Estatua ecuestre del condottiero Gattamelata (Donatello): Aunque existen ejemplos anteriores, durante el Renacimiento comenzaron a ponerse de moda los monumentos ecuestres, que se prolongaron bastante en el tiempo. Uno de los más destacados es la estatua del condottiero Gattamelata, obra del artista florentino Donatello de mediados del siglo XV. Está situada junto a la basílica de San Antonio de Padua y, a pesar de que su propósito debió ser el de glosar la figura del mencionado personaje, algunos expertos aprecian en ella una crítica a su tiranía.

Crédito: Juan M Romero

La Pietà (Miguel Ángel): Entre las tres esculturas más renombradas de Michelangelo Buonarrotti, Moisés, David y La Pietà, mi favorita es esta última. El grupo escultórico que representa a la Virgen María sosteniendo a Cristo yacente fue otro tema recurrente en el Renacimiento y también para el gran artista italiano, que lo retomó en diversas ocasiones. Pero nunca nadie, ni siquiera él mismo, llegó a alcanzar la perfección absoluta de esta obra majestuosa de los últimos años del siglo XV, quizás el mayor tesoro que guarda la vaticana Basílica de San Pedro.

El pensador (Rodin): Originalmente concebida como parte del conjunto escultórico denominado La puerta del infierno, El pensador trascendió su propósito inicial hasta llegar a convertirse en la obra más importante de Auguste Rodin. Fue creada a finales del siglo XIX con la intención de representar a Dante y, de hecho, su primer título fue El poeta. Las diferentes fundiciones de esta escultura son numerosas, encontrándose las más conocidas en el Museo Rodin de París y en el jardín de la casa donde vivió su autor en Meudon.

Coloana fără sfârșit (Brâncuși): Creada a finales de la década de los treinta del siglo XX, La columna sin fin es la obra más conocida del escultor rumano Constantin Brâncuși. El propósito del autor fue el de rendir homenaje a sus jóvenes compatriotas caídos en el frente durante la Primera Guerra Mundial. Pocos años después, estuvo a punto de ser demolida por la dictadura comunista local, al ser considerada una obra burguesa. Mide cerca de treinta metros de altura y se encuentra en la ciudad de Târgu Jiu junto a otras creaciones del artista.

Mamá (Bourgeois): Terminamos este recorrido escultórico a lo largo del tiempo con una obra contemporánea, creada a finales del siglo XX por la escultora Louise Bourgeois. Mamá mide unos diez metros y tiene forma de araña, en representación de su madre, que era tejedora de profesión y, según la autora, manejaba a la perfección el tejido afectivo. Forma parte de la colección del Museo Guggenheim bilbaíno y está situada en el exterior del edificio.

Podéis ver las trece esculturas elegidas por Jordi aquí.