12 deliciosos conjuntos de arquitectura popular
Seguro que suena a una de esas perogrulladas a las que soy tan aficionado, pero se denomina arquitectura popular a la que está hecha por y para el pueblo. Es decir, la producida para autoconsumo por la gente normal, sin tener en cuenta toda esa parafernalia de titulados que se llevan en crudo pingües comisiones por el mero hecho de diseñar una simple vivienda.
No se me enfaden arquitectos y aparejadores, que ejercen un papel fundamental en la creación de otro tipo de edificaciones. Pero para el viaje de construirse una casa donde pasar la noche, o un edificio para almacenar el grano o los aperos de labranza, no hacen falta tantas alforjas. Basta con la simple voluntad de querer hacerlo y un trabajo habitualmente muy duro hasta que la obra de tu vida quede finalmente consumada.
Aunque la terrible inmigración que tuvo lugar en España desde la década de los sesenta del siglo pasado, y que se ha prolongado hasta la actualidad, ha supuesto un duro golpe para la arquitectura popular en el territorio hispano, aún existen buenas muestras de este estilo arquitectónico, como las que podéis ver aquí. Lamentablemente muchas poblaciones han sido abandonadas y prácticamente olvidadas, pero otras están siendo recuperadas en un intento de devolverles su imagen anterior. Sirva este listado como un pequeño homenaje a ese mundo rural que tanto lo merece y tristemente corre un serio riesgo de desaparición.
Umbralejo (Castilla-La Mancha): Pueblo abandonado debido a una expropiación sufrida hace casi medio siglo, Umbralejo está integrado en el pequeño municipio de La Huerce. Desde hace unas tres décadas forma parte de un programa de recuperación de sus aproximadamente un centenar de viviendas, que ha conseguido que al menos éstas no se vengan abajo.
Villacorta (Castilla y León): Uno de los escasos componentes de la denominada arquitectura roja castellana, Villacorta está situada en la vertiente segoviana de la sierra de Ayllón. Con apenas treinta habitantes, cuenta con interesantes muestras arquitectónicas entre las que destaca la iglesia de Santa Catalina, de orígenes mozárabes aunque bastante reformada con posterioridad.
Robleluengo (Castilla-La Mancha): Situada en las inmediaciones del pico Ocejón, Robleluengo ofrece al visitante algunas de las mejores muestras de arquitectura negra en la zona noroeste de la provincia de Guadalajara. Actualmente sus habitantes, pocos pero bien avenidos, no llegan a la treintena, hecho que no parece preocuparles en exceso.
Patones de Arriba (Comunidad de Madrid): Cabeza de un antiguo reino legendario, Patones de Arriba ofrece al visitante numerosos ejemplos de arquitectura popular realizados exclusivamente a base de pizarra. Estuvo a punto de desaparecer en el pasado, cuando su población se mudó al valle, pero algunos de sus habitantes resistieron y, apoyados por nuevos pobladores llegados de la ciudad, afrontan un futuro que parece prometedor.
El Espinar (Castilla-La Mancha): Con apenas una veintena de habitantes, El Espinar está situado en una ladera que domina el curso alto del río Jarama. Ofrece diversos ejemplos muy destacables de arquitectura negra, entre los que hay que mencionar su iglesia, coronada por una curiosa espadaña.
Campillo de Ranas (Castilla-La Mancha): Encabezando un municipio cuyos habitantes no llegan a los dos centenares, Campillo de Ranas presume de espectaculares ejemplos de construcciones realizadas en pizarra. Las láminas de este material son utilizadas tanto en los muros de las viviendas como en sus tejados, dotando al conjunto de la población de un aspecto totalmente coherente.
Granadilla (Extremadura): Auténtica villa amurallada de origen medieval, Granadilla cayó en desgracia cuando se decidió construir un embalse que supuestamente la inundaría por completo hace aproximadamente sesenta años. La subida del agua no fue como se preveía y la población quedó sometida a los rigores climáticos, que la llevaron cerca de su total destrucción. Actualmente está sometida a un lento proceso de reestructuración que poco a poco va dando sus frutos.
Majaelrayo (Castilla-La Mancha): Localizada a casi mil doscientos metros de altitud, Majaelrayo ha ido perdiendo población paulatinamente hasta contar en la actualidad con apenas una cincuentena de habitantes. Aunque su economía estuvo tradicionalmente basada en la ganadería, su futuro está en el turismo, que hasta allí se acerca para contemplar los grandes ejemplos de arquitectura serrana que ofrece.
Campillejo (Castilla-La Mancha): Diminuta aldea cuyas escasas viviendas se apiñan unas junto a otras, Campillejo mantiene incluso una iglesia en buen estado de conservación. Todas sus construcciones están hechas en pizarra y algunas de ellas se caracterizan por mostrar representaciones de cruces incrustadas en sus fachadas.
El Palmar (Comunidad Valenciana): Población cuya entidad no puede desasociarse del humedal colindante conocido como La Albufera, El Palmar conserva la mayoría de las cada vez más escasas muestras de arquitectura popular de la zona. Se trata de las denominadas barracas, tradicional vivienda de los agricultores en el pasado. Fue el escenario donde se ambientó la popular novela Cañas y Barro, del escritor valenciano Vicente Blasco Ibáñez.
Riópar Viejo (Castilla-La Mancha): Antigua villa medieval cuyos habitantes se trasladaron en el siglo XVIII a las inmediaciones de una industria creada por Carlos III en las cercanías, Riópar Viejo permaneció despoblada durante un largo tiempo. En las últimas décadas han conseguido recuperarse parte de sus viviendas, restaurar su iglesia y evitar el derrumbe completo de lo que fue su castillo.
Valverde de los Arroyos (Castilla-La Mancha): Probablemente el más emblemático de los denominados pueblos negros del noroeste de la provincia de Guadalajara, Valverde de los Arroyos ofrece un coherente conjunto urbanístico al visitante. Destaca su interesante Plaza Mayor, conformada por buenas muestras de arquitectura popular y en cuyo centro se sitúa una atractiva fuente pública a la antigua usanza.
Preciosos lugares! No conozco ninguno de ellos pero sí otros tantos similares en distintos rincones de nuestra geografía. En estos lugares, es donde estoy en mi salsa, entre piedras centenarias que cuentan mil y una historias.
Un abrazo
Me alegra que te hayan gustado, Maria Teresa. Todo lo relacionado con el mundo rural me apasiona y creo que en demasiadas ocasiones lo dejamos un tanto de lado, de ahí que me decidiera a hacer este pequeño homenaje.
Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.
PD: Te animo a que nos muestres algunos de los tuyos.
Yo tampoco conozco ninguno de ellos. A mi también me encanta la arquitectura popular y estoy totalmente de acuerdo en que, lamentablemente, queda en segundo o tercer plano. Me apunto la lista para futuros planes.
Un abrazo.
Creo que la mayor parte de ellos te gustarán cuando los visites. Las mejores muestras de arquitectura popular en España en mi opinión se concentran en las estribaciones de la sierra de Ayllón, tanto en el lado segoviano como en el de Guadalajara. Esa zona, además de albergar pueblecitos encantadores también ofrece espacios naturales sublimes, como el hayedo de Tejera Negra, por ejemplo. Seguro que disfrutarías mucho del viaje si la visitas.
Muchas gracias por tu comentario y un abrazo.