10 capillas donde el silencio chilla
Hay quien afirma que el silencio se puede oír y, en ese caso, el sonido emitido por éste en las capillas sería estridente. Se conoce como tal a lugares de culto de la religión cristiana que pueden ser independientes o estar integrados en una edificación de mayor tamaño, generalmente una iglesia o una catedral, aunque en ocasiones también se encuentran en el interior de edificios civiles como los palacios. La diferencia con las ermitas, sobre las que hablábamos en este post, es que éstas se localizan en un terreno despoblado, mientras que aquéllas lo hacen dentro de las poblaciones. No obstante, en algunas ocasiones ambos términos son utilizados indistintamente para referirse a un mismo templo.
Existen dos teorías sobre el origen del término capilla. La más extendida afirma que no es más que un diminutivo de la palabra capa, al parecer debido a que los monarcas galos colocaban la capa de San Martín en su tienda antes de proceder a efectuar sus oraciones durante las campañas militares. De ahí vendría también el término capellán, para referirse al clérigo que dirigía los rezos. La segunda posibilidad es que procediera de la palabra latina capra, puesto que antiguamente se cubrían con pieles de ganado caprino los pequeños oratorios, que pasaban a ser denominados capella una vez estaban decorados como tal.
Sea como fuere, la palabra capilla ha evolucionado desde entonces y en la actualidad soporta diversas acepciones. Por mencionar solo algunas de ellas, se denomina capilla al conjunto de los músicos de una iglesia; se aplica la frase estar en capilla a los toreros justo antes de salir a la plaza o a los reos que esperan la pena de muerte; y se conoce como capilla ardiente al conjunto de ornamentos que rodean el cuerpo de un difunto antes de ser sepultado. De ninguna de ellas vamos a hablar aquí y nos limitaremos a listar en orden cronológico nuestras capillas favoritas sensu stricto. A ver que os parecen.
Gallarus Oratory (Condado de Kerry, Irlanda): Sin ánimo de confundir al lector, comenzamos con una extraña edificación, con forma de casco de buque invertido, de la que no se tiene constancia de su funcionalidad. La mayoría de los expertos aseguran que se trata de una capilla paleocristiana, pero ninguno se atreve a afirmarlo con rotundidad. Conocida como Gallarus Oratory, se encuentra al suroeste de Irlanda y su época de construcción tampoco está clara, aunque suele ser datada a comienzos de la Alta Edad Media.
Crédito: Pedro Szekely
Sainte-Chapelle (París, Francia): Damos un salto en el tiempo y llegamos al siglo XIII, cuando el gótico alcanzaba su máximo esplendor en Francia. En la parisina Isla de la Cité, cerca de la Catedral Notre-Dame, el monarca Luis IX ordenó erigir una capilla para albergar unas reliquias que había adquirido, entre ellas la corona de espinas que le colocaron a Jesucristo durante la Pasión. Así surgió la denominada Sainte-Chapelle, famosa por las espectaculares vidrieras que iluminan su planta superior.
King’s College Chapel (Cambridge, Reino Unido): Los últimos estertores del gótico produjeron algunas obras maestras en el Reino Unido. Entre ellas se encuentra la fabulosa King’s College Chapel, construida en Cambridge por encargo del rey Enrique VI. Está cubierta por una imponente bóveda de abanico y sus laterales muestran hasta veintiséis ventanales, cuyas vidrieras no tienen nada que envidiar a las de la parisina Sainte-Chapelle.
Capilla de los Vélez (Murcia, España): En las últimas décadas del siglo XV, el gótico daba también sus últimos coletazos en España. Probablemente debido a ello, la exuberante Capilla de los Vélez presenta un aspecto ecléctico, quizás preludio del plateresco que estaba a punto de llegar. Contemporánea de la anterior, no constituye un edificio independiente, sino que está perfectamente integrada en la poco conocida, pero extraordinaria, catedral de Murcia.
Crédito: Pedro Cambra
Capilla Sixtina (Distrito de Ciudad del Vaticano, Ciudad del Vaticano): Al igual que las dos anteriormente descritas, la archiconocida Capilla Sixtina fue construida a caballo entre los siglos XV y XVI. Para entonces, a diferencia de aquéllas, el gótico había finalizado su recorrido en tierras transalpinas y las nuevas tendencias eran ya plenamente renacentistas. A falta de vidrieras, en su reducido espacio sobresalen las pinturas murales que decoran laterales, ábside y techo, convirtiéndola en una de las cimas del arte a nivel mundial.
Dolmen-capilla de São Brissos (Distrito de Évora, Portugal): Dos dólmenes reconvertidos en capilla pueden contemplarse en las tierras lusas del Alentejo. Uno de ellos está aislado de su núcleo de población más cercano y hablando con propiedad debería ser considerado una ermita. Sin embargo, es localmente conocido como Anta-capela de São Brissos, por lo que no caben dudas sobre su consideración. Está localizado en la freguesia de Santiago do Escoural y su cristianización tuvo lugar en el siglo XVII.
Dolmen-capilla de São Dinis (Pavia, Portugal): También en el siglo XVII se produjo la cristianización de la actualmente denominada Anta-capela de São Dinis. A los siete ortostatos originales del megalito se les añadieron una puerta de acceso y una espadaña, además de un altar hecho con los típicos azulejos lusitanos. Dedicada a la advocación de San Dionisio, esta encantadora capilla se ubica en el interior de la población alentejana de Pavia.
Capilla de las Santas Formas (Alcalá de Henares, España): Barroca es la alcalaína Capilla de las Santas Formas y muy llamativa es su cúpula. Data de finales del siglo XVII y su fundación se produjo por encargo de la orden jesuítica. Se encuentra adosada a la iglesia de Santa María la Mayor y el pintor Juan Vicente Ribera fue el encargado de decorar al temple el interior de la cúpula.
Capilla de San Eduardo (Provincia de Río Negro, Argentina): Y para terminar con este listado de capillas destacables, reseñamos dos de ellas que fueron fundadas ya en el siglo XX. La primera se encuentra en el interior del Parque Nacional Nahuel Huapi, en la Patagonia argentina. Fue obra del arquitecto Alejandro Bustillo y sus muros están revestidos con madera de alerce, estando rematado el conjunto por un atractivo campanario de aspecto centroeuropeo.
Capilla de Sant Miquel de la Roqueta (Ripoll, España): La segunda se ubica en el interior de la localidad gerundense de Ripoll. Datada en la segunda década del mencionado siglo, presenta inequívocas reminiscencias gaudinianas, no en vano su autor, Joan Rubió i Bellver, fue discípulo del genial arquitecto catalán. Si algún día os acercáis a conocerla, os aseguro que llegaréis a percibir los chillidos del silencio.